A este mar hay que hablarle en griego - el idioma del pueblo que a mi juicio es más mediterráneo y le entiende mejor. Quizás le pudiera escribir en búlgaro, ya que las fronteras del Imperio le tocaron una y otra vez...Pero cómo mi dominio del griego es limitado y tengo la sangre tan mezclada y el alma aún más dividida, me quedo con el castellano, el idioma de otros grandes marineros.
Es un mar viejo, muy viejo....Se acuerda cuando empezó la guerra de Troya, cuando Cleopatra se casó con Marco-Antonio o cuando Cervantes casi murió en la batalla de Lepanto. Vió como comerciantes, soldados y piratas cruzaban sus aguas de un lado a otro...Miró con estupor como los venecianos luchaban con los turcos contra los suyos y hoy mira con tristeza los miles de africanos que terminan en su fondo, buscando una vida mejor. Quizás le enfurezca que mientras tanto a unos pocos kilómetros veranean entre alcohol y droga turistas con piel blanca del Norte, sin siquiera darse cuenta que al lado surcan incluso naves de guerra.
Pero al fin y al cabo, después de haber visto tanto, a este mar no le impresiona nada. Nuestra sociedad para él es sólo una más en decadencia y ha visto tantas...Y si no se siente solo en su perpetuidad, quizás es por los únicos que no han cambiado todos estos siglos - los hombres que siguen cociendo las redes de pesca y las mujeres que cocinan con la mirada en el horizonte, amando y esperando el barco en silencio....