Siguiendo la línea de la vieja maldición china (“¡Que vivas en tiempos
interesantes!”), últimamente me di cuenta que quizás este verano ha sido como un
momento para cerrar o abrir un ciclo….A nivel global no hay más que escuchar los
discursos de los jefes de estado en la última Asamblea de la ONU : después de
algunos años de obvio desinterés por el sistema multilateral, los grandes
vuelven a darse cuenta que de vez en cuando necesitan a los pequeños…Y no sólo para obtener una imagen de
unidad del Bien contra el Mal, sino por el hecho que quizás hoy en día, con lo
turbulento y dinámico que es el mundo, el pequeño puede ser también un pelín peligroso…La
mosca en el ojo del elefante le perjudica la vista y en
tiempos de batalla eso puede ser crucial…
Y sí mirando las noticias, con un vaso en la mano presenciamos la última
batalla por los recursos de un planeta que sigue esforzándose a soportarnos, en
mi mundo pequeño de mujer sin pretensiones, apoyándome en una gloria pasada
más imaginaria que verdadera y en unos cualidades intelectuales que cada día me
convencen menos, los últimos meses fui testigo del cambio radical en la vida de
muchos de mis amigos…La crisis - de la
economía, de la política, de los valores de la sociedad, de los que se acercan
a sus cuarenta, o acaban de pasarlos - ha
tocado a una generación que había nacido con ideas, ha luchado contra viento y
marrea y se despierta hoy con la
pregunta si esto es la vida que quisimos construir. Mis amigos cambian de trabajo,
de oficio, de familia…Se divorcian o por fin se casan. Son padres por primera
vez…Se van a vivir al fin del mundo o vuelven a sus raíces. Se inscriben en
operaciones humanitarias o salen el domingo a echar una mano en un comedor
social. Algunos se van, para siempre. Con o sin billete de vuelta.
En este verano, que acaba de irse, lleno de mi pasado y mi presente, tuve la sensación de haber presenciado un
compendio de una vida como en suspensión. Un verano, atardeciendo en un mes de septiembre, que parecido al ciclo de la luna, se bate entre lo
luminoso y lo oscuro. Tuvimos que rescatar el negro del armario y no para ir a
una fiesta, sino a asistir por lo menos a un funeral … A mí me tocó de forma lateral,
pero borrar números de teléfono de la agenda nunca me ha sido fácil. La esperanza viene con nuestros hijos y los de los amigos, con los bebés que nacen sanos y
gordos…Con los regalos que compro de talla de recién nacido…Con las amigas que han pasado por la quimio y la radio
y han vencido el cáncer…Con la merienda de lazo rosa encima de un pastel…Con la
sorpresa que entre una cena y otra con amigos han pasado diez años y seguimos
casi iguales. Con más kilos, alguna arruga, alguna herida – física o emocional,
pero casi iguales…Así que ¿el cambio es verdadero? O es sólo, citando mal a Herman
Hesse, el río que nos ha traído hasta aquí. Intentamos preservar la sustancia,
mientras observamos el paisaje....
No comments:
Post a Comment
Note: only a member of this blog may post a comment.