Sunday, 9 November 2014

Varicela, lluvia y revistas masculinas



Mi hijo tiene varicela.
No es que sea una gran noticia. Está en la época de las enfermedades infantiles. Lo que pasa, es que estamos los dos confinados en casa. Con la lluvia fuera, el momento de madre e hijo se vuelve muy íntimo. De esos, cuando te quedas en el sofá con la manta encima y con el chocolate caliente en la mano.  Aunque, con su energía, del sofá - muy poco. Pasamos el tiempo entre lecturas, películas infantiles y el piano. Incluso alguna revista masculina. Es que a mí me gustan las revistas de hombre….Quizás sea por la testosterona o por la soledad. La mía, claro, no la de los hombres. Por la publicidad de relojes o los gadgets de coches, que me chiflan. Y aparte de esto, por la falta de lencería, que convierte a mi hijo en un adicto de las revistas femeninas. Las que él llama “de biquini”…Los hombres son muy directos – tres páginas de tías desnudas y el resto – el mundo en su estado crudo – deporte, autos, comida, dinero, un poco de literatura. 


Suelo cortar lo “no permitido todavía” para mi hijo  y así nos quedamos, sin extrañar el universo cursi de artículos femeninos  tipo “Diez maneras de adelgazar”, “Como encontrar al chico perfecto”  o “La nueva gira de Celine Dion"... brrr

Es que yo no necesito adelgazar…La lencería fina prefiero ponérmela, que mirarla…Los hombres aprendí a quererlos con sus defectos…y la única vez que aguanté la imposiblemente azucarada Celine Dion fue hace años, cuando una amiga superaba la huida de un imbécil escuchando el famoso dúo con Barbra Streisand...

Así que estamos encerrados en casa con mi hijo.  De vez en cuando, mientras yo escribo estas líneas, él se va a charlar con la asistenta. El pobre está cubierto de granitos que le pican y las cremas le ayudan muy poco. Además soy la única persona que le puede tocar. Y eso que dicen que me contagiaré, sí o sí. Será raro, ya que lo había intentado en el pasado varias veces sin éxito. La última, en Praga, durante un verano de mi lejana adolescencia. Un amigo, que hoy vive en Washington, cayó enfermo de varicela y le aislaron en el hospital infeccioso. Estaban en la “celda” tres chicos y les faltaba un cuarto para juagar a las cartas. Fui de visita, entré por la puerta de las enfermeras y conseguimos terminar una partida, antes de que me descubriesen.


Bastante agua ha llovido desde aquella travesura. Si alguien me hubiera dicho entonces que iba a tener un “blog” en castellano, me iba a reír a carcajadas. A pesar de que uno de los jóvenes en dicho cuarto hospitalario fuera español. ¿Casualidad o premonición? El destino a veces nos deja señales interesantes. También un mes de noviembre más en el calendario. Hoy las fechas no llenan los recuerdos, sino son los recuerdos que hablan de las fechas….Aquel mundo de inocencia e ilusiones se fue hace tiempo.  Y a mí, en este día de lluvia me queda sólo abrazar a mi hijo y ponerle crema por todo el cuerpo. Sin guantes, ni precaución. Porque,  al fin y al cabo, lo que más nos importa en la vida es el amor. Y, según San Pablo, el amor verdadero no piensa en sí mismo y no mide cuanto da…



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