Viggo Johansen, Merry Christmas, 1891
Como marca la tradición,
en Diciembre tenía que escribir el mensaje navideño de este blog. Desgraciadamente,
me fue imposible por razones que no entran en la parte pública del contenido. Por esto, directamente sigo con el texto…influido por los
acontecimientos más recientes, o por el libro de Giovanni Sartori, “El camino
hacía ningún lugar”, que es un llamamiento a la sensatez de los “bípedos sin
pluma” que somos…
Estoy observando como en
un acelerado proceso de embobada general se está olvidando que las bases de la Europa
moderna son las ideas de la Ilustración y de la Revolución francesa. Una
sociedad, que debe pensar y reflexionar y que puede decidir por sí misma… y que hoy en día parece como que no sabe qué
camino tomar… Por este camino… de mis inquietudes digo, me topé con el descubrimiento,
un poco tardío, de la fantástica película danesa “Un caso real”,En kongelig
affære en danés, 2013, producida por el enfant terrible del cine europeo Lars von Trier. Para empezar, me
fastidia la traducción del título en ciertos países latinos – “La reina
infiel”. ¿Se puede considerar infidelidad o adulterio el amor de una infeliz
joven, encerrada en un matrimonio concertado con un loco? Es verdad, que como
bien señaló hace años una sudamericana, mis conceptos sobre la materia distan
bastante de lo que piensan algunos por estas antípodas. Por cierto, me traen
sin cuidado estas opiniones que sólo confirman mi certeza de que incluso en círculos
aparentemente modernos se encuentran fenómenos culturales que combinan
mentalidad medieval con adicción al Facebook. Quizás por esto, a mi ser más
profundo le atraen provocadores como Trier (lo del “von” se lo puso él solito),
que de vez en cuando remueven el pozo de la dictadura de lo políticamente
correcto…
Volvamos
a la historia basada en hechos reales del reinado de Cristian VII de Dinamarca,
que cuenta el amor entre la reina Carolina Matilde y el médico del rey, Johann
Friedrich Struensee, unidos por su admiración a las ideas de Voltaire y
Rousseau. Como cualquier buena obra no
existe sólo un mensaje, ni solamente una pregunta. Aunque ahora, al empezar el año, me quedo con
aquello – que no se puede tener todo.
No se puede tener al mismo tiempo felicidad y justicia, familia y lucha, tranquilidad
y poder… A lo largo de la historia se ha demostrado que cuando alguien desea hacer
tambalear los privilegios de los amos del pueblo, las cosas se vuelven feas. De ahí que la tragedia del amor truncado
represente solamente un resultado colateral de la respuesta de las mentes
estrechas agarradas al poder. Para mí, la cinta es algo más - un recuerdo de
dónde venimos y a quién debemos lo que somos…
La sociedad occidental hoy, con sus derechos y libertades, con su tolerancia y
estabilidad, no es el resultado de la magia. Esta sociedad se construyó durante
siglos con los esfuerzos y los sacrificios de hombres y mujeres que creían en el ser humano,
en su dignidad y su fuerza. Cada país en
Europa tiene sus héroes….¿Y qué está pasando ahora?….¿Vamos a pisar esta
sangre, olvidar millones de tragedias humanas, las guerras, las revoluciones, las
horcas, la guillotina, los cárceles y las heridas y regalar este legado a gente
que nos utiliza para dictarnos sus normas bárbaras, a manipuladores avaros de
toda clase y origen, a interesados en robotizarnos, antes de que los robots nos
puedan invadir?
Yo,francamente, creo que es necesario un buen despertar…Saber que no vamos a poder
tenerlo todo, pero que lo que YA hemos construido, no hay que dejarlo ir. Es
como en el amor. Si existe algo verdadero, mejor preservarlo, porque mañana
puede ser que no se presente otra oportunidad. ¿Entonces, cuántas oportunidades
necesitaremos para poder defendernos y salir de esta narcotización masiva,
resultado de años de pobre educación, espectáculos mediáticos repugnantes y
falsos ídolos? Querernos como somos, estar orgullosos de lo que somos y parar
de disculparnos por errores que no hemos hecho…
Y como no se puede tener todo, que cada uno de nosotros escoja lo más importante, algo
con que va a empezar un año nuevo lleno de esperanza. Yo por lo menos, sigo
teniéndola.