Una fábula que me recordó mi madre la semana pasada...
Un hombre sufría
mucho…Le parecía que la cruz que llevaba por su vida era insoportable.
Así que se fue un día a pedir a Dios que cambiara su destino. Cayó de rodillas y
gritó:
“Señor, esta
carga que llevo, mi cruz, ya se me hace imposible de llevar. ¡Es muy duro, Señor! Ten piedad de mí y dame
una cruz que no sea tan grande y pesada. “
“Bien” tuvo como respuesta “¡Vete a aquel valle lleno de cruces y elije la que te parece mejor!”
Se fue el pobre
hombre y vió una enorme llanura, llena de cruces, grandes, pesadas, de hierro…Andaba
y andaba y por fin encontró una cruz más pequeña, pensó él, quizás menos pesada.
“Esa” dijo
“Pobre hombre” le
respondió el Señor “Esa es tu cruz, la que llevabas hasta hoy y que querías cambiar…”
A story my mother reminded me last week…
There was a man who suffered a lot. The cross of his
life seemed to him unbearable. Finally, he decided to ask God to change
his destiny. He fell on his knees and cried:
“My Lord, the cross you gave me to pass through life is too
hard for me, almost impossible! Please, my Lord, have pity on me and give me something not so big and heavy!”
“Well," was the response “go to the valley of crosses and
choose the one you think is good for you!”
The man turned and saw a long valley full of crosses: big,
heavy, made of iron…He was walking and walking around and finally found a
smaller one, something he was considering less unbearable.
“This one” he said
“Poor man,” God answered, “this is your cross, the one you had
on your shoulders and wished to change...”
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