Sunday, 20 January 2013

Un patio y una tumba vacía.


Ávila


Esto es una historia corta sobre un patio y una tumba vacía. En un sitio de Castilla, donde todo el mundo piensa que estuvo sólo Santa Teresa de Jesús. No fue así, no exactamente. En Ávila hay varios conventos y monasterios. Algunos de verdad son impresionantes. Para mí, la revelación fue el monasterio dominicano de "Santo Tomás". En los tiempos de Santa Teresa, que entonces era sólo Sor Teresa, que venía allí a confesarse, aquel monasterio era la casa de cientos de monjes, un centro de enseñanza y sede de los Reyes Católicos.
 
Entramos antes de anochecer. El sol baja por los muros y cambia sus formas y colores. El tiempo parece haber parado. Nos dirigimos adentro, siguiendo las señales y después de varias estancias entramos en el Patio del silencio. Parece un patio normal en un monasterio románico en invierno. Frio, no demasiado cuidado, un poco oscuro. No decimos ni una palabra. La voz indiferente del audio-guía nos explica que los monjes paseaban por el patio en silencio absoluto por sus hermanos, enterrados dentro. De repente me doy cuenta, que no estoy andando en un patio, sino en un gigante cementerio. No hay ninguna señal de todos aquellos seres humanos, cuyos cuerpos reposan debajo del jardín. Anonimato a lo extremo. En la hora del último término entre el día y la noche la sensación de lo efímero que es todo en la vida, resulta aplastante.

 
Intentando huir de la mudez de nuestra insignificancia, pasamos a la iglesia. Ya es de noche y las lámparas del claustro iluminan la magníficamente adornada tumba de un joven. Es la del Infante Don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos. Murió con 19 años, sin descendencia y sus padres le enterraron en el monasterio de "Santo Tomás" en Ávila. Tenían tanta esperanza puesta en él para seguir con su obra. No pudo ser. Hoy en día la tumba está vacía. El cuerpo despareció durante una de las numerosas guerras. Los soldados usaron la iglesia como hospital y caballerizas. Es un milagro que la obra impresionante del escultor italiano Doménico di Alessandro Fancelli haya sobrevivido hasta nuestros tiempos.

 
El Infante Don Juan vestido de guerreroa



 



 Como una lección excéntrica del destino, en un mismo espacio reducido se han quedado para la eternidad cientos de restos sin nombre, ni tumba particular, y una tumba vacía sin cuerpo. ¿Qué exactamente ha querido decirnos el Señor? Se lo dejo para reflexionar...


 
 
 
 
English version
This is a short story of a Spanish “patio” and an empty grave. It starts and ends at the same place - somewhere in Castilla, where everybody thinks that only Saint Teresa de Jesus lived. It was not exactly that way: there are few more monasteries and convents in Avila. Some of them are quite impressive. To me, the monastery Saint Tomas was a revelation. At the times of Saint Teresa, just Sister Teresa who used to confess there, the monastery was housing hundreds of monks, a cultural center and even the King Fernando and Queen Isabel during their sojourn in the region.

We enter the complex at the end of the day, when the sun is crawling down the walls changing forms and colors. As if the time has stopped. Inside, after having visited various chambers, we reach the “Silence court”.  It looks quite a regular place for a late medieval “romanico” monastery in the winter: cold, not overdone, a bit dark. The visitors stay mute. The indifferent voice of the audio–guide reveals the reason for its name:  the monks were walking around in absolute silence in memory of their brothers buried down under the lawn. Suddenly, I realize that I am walking around not in a court, but in a giant cemetery.  There is no sign of all those men, whose bodies sleep under the grass. They remain in their religious anonymity for the eternity. At that moment, in the boundary between the day and night, the sensation of how life could be ephemeral, is devastating.

In attempt to escape the dumbness of our insignificance we pass to the church. It is night already and the lights illuminate the magnificently ornamented memorial of a young man. The Prince (“infante” in Spanish) Don Juan was the only son of King Fernando and Queen Isabel, the Catholic. He died at the age of 19 with no issues and his parents decided to bury him in the monastery Saint Tomas of Avila. With his death the Royal couple lost the last hope to have a male successor. Today the tomb is empty. The body disappeared during one of the numerous wars and in various occasions the church has been used as a hospital. It is a real miracle that the impressive marble masterpiece of the Italian artist Doménico di Alessandro Fancelli has survived till today.

As an eccentric lesson of the destiny, the space of the monastery is shared between hundreds of bodies with no tomb or name and an empty memorial without a body inside.  Wondering what was the message, the Lord wished to send us with this comparison, I am leaving the reflection to you…

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