Ávila
Esto
es una historia corta sobre un patio y una tumba vacía. En un sitio de
Castilla, donde todo el mundo piensa que estuvo sólo Santa Teresa de Jesús. No
fue así, no exactamente. En Ávila hay varios conventos y monasterios. Algunos
de verdad son impresionantes. Para mí, la revelación fue el monasterio dominicano
de "Santo Tomás". En los tiempos de Santa Teresa, que entonces era sólo
Sor Teresa, que venía allí a confesarse, aquel monasterio era la casa de cientos
de monjes, un centro de enseñanza y sede de los Reyes Católicos.
Entramos
antes de anochecer. El sol baja por los muros y cambia sus formas y colores. El
tiempo parece haber parado. Nos dirigimos adentro, siguiendo las señales y
después de varias estancias entramos en el Patio del silencio. Parece un patio
normal en un monasterio románico en invierno. Frio, no demasiado cuidado, un
poco oscuro. No decimos ni una palabra. La voz indiferente del audio-guía nos
explica que los monjes paseaban por el patio en silencio absoluto por sus
hermanos, enterrados dentro. De repente me doy cuenta, que no estoy andando en
un patio, sino en un gigante cementerio. No hay ninguna señal de todos aquellos
seres humanos, cuyos cuerpos reposan debajo del jardín. Anonimato a lo extremo.
En la hora del último término entre el día y la noche la sensación de lo
efímero que es todo en la vida, resulta aplastante.
Intentando
huir de la mudez de nuestra insignificancia, pasamos a la iglesia. Ya es de
noche y las lámparas del claustro iluminan la magníficamente adornada tumba de
un joven. Es la del Infante Don Juan, el único hijo varón de los Reyes
Católicos. Murió con 19 años, sin descendencia y sus padres le enterraron en el
monasterio de "Santo Tomás" en Ávila. Tenían tanta esperanza puesta en él para
seguir con su obra. No pudo ser. Hoy en día la tumba está vacía. El cuerpo
despareció durante una de las numerosas guerras. Los soldados usaron la iglesia
como hospital y caballerizas. Es un milagro que la obra impresionante del escultor
italiano Doménico di Alessandro Fancelli haya sobrevivido hasta nuestros
tiempos.
Como
una lección excéntrica del destino, en un mismo espacio reducido se han quedado
para la eternidad cientos de restos sin nombre, ni tumba particular, y una
tumba vacía sin cuerpo. ¿Qué exactamente ha querido decirnos el Señor? Se lo
dejo para reflexionar...
English version
This is a short story of a Spanish “patio” and an
empty grave. It starts and ends at the same place - somewhere in Castilla,
where everybody thinks that only Saint Teresa de Jesus lived. It was not
exactly that way: there are few more monasteries and convents in Avila. Some of
them are quite impressive. To me, the monastery Saint Tomas was a revelation.
At the times of Saint Teresa, just Sister Teresa who used to confess there, the
monastery was housing hundreds of monks, a cultural center and even the King
Fernando and Queen Isabel during their sojourn in the region.
We enter the complex at the end of the day, when
the sun is crawling down the walls changing forms and colors. As if the time
has stopped. Inside, after having visited various chambers, we reach the “Silence
court”. It looks quite a regular place
for a late medieval “romanico” monastery in the winter: cold, not overdone, a
bit dark. The visitors stay mute. The indifferent voice of the audio–guide reveals
the reason for its name: the monks were
walking around in absolute silence in memory of their brothers buried down
under the lawn. Suddenly, I realize that I am walking around not in a court,
but in a giant cemetery. There is no
sign of all those men, whose bodies sleep under the grass. They remain in their
religious anonymity for the eternity. At that moment, in the boundary between
the day and night, the sensation of how life could be ephemeral, is devastating.
In attempt to escape the dumbness of our
insignificance we pass to the church. It is night already and the lights illuminate
the magnificently ornamented memorial of a young man. The Prince (“infante” in
Spanish) Don Juan was the only son of King Fernando and Queen Isabel, the
Catholic. He died at the age of 19 with no issues and his parents decided to bury
him in the monastery Saint Tomas of Avila. With his death the Royal couple lost
the last hope to have a male successor. Today the tomb is empty. The body
disappeared during one of the numerous wars and in various occasions the church
has been used as a hospital. It is a real miracle that the impressive marble masterpiece
of the Italian artist Doménico di Alessandro Fancelli has survived till today.
As an eccentric lesson of the destiny, the space
of the monastery is shared between hundreds of bodies with no tomb or name and
an empty memorial without a body inside. Wondering what was the message, the Lord wished
to send us with this comparison, I am leaving the reflection to you…
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